Leer en voz alta permite explorar emociones, intenciones, tonos y movimientos que serán muy útiles para entender los ritmos de los discursos durante las intervenciones en público. El ritmo del discurso es muy importante, ya que es lo que va a mantener conectado al orador con el auditorio.
Los beneficios de la lectura en voz alta son:
- Aumenta la atención del orador.
- Mejora la dicción
- Fortalece las aptitudes escritas y orales.
- Incrementa el vocabulario.
- Mejora las habilidades de comprensión.
Ejercicio: Lee en voz alta el siguiente texto
Monólogo de Cyrano de Bergerac (Acto I, escena IV):
Eso es muy corto, joven; yo os abono que podíais variar bastante el tono. Por ejemplo: Agresivo: ‘Si en mi cara tuviese tal nariz, me la amputara’. Amistoso: ‘¿Se baña en vuestro vaso al beber, o un embudo usáis al caso?’ Descriptivo: ‘¿Es un cabo? ¿Una escollera? Más, ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!’. Curioso: ‘¿De qué os sirve ese accesorio? ¿De alacena, de caja o de escritorio?’. Burlón: ‘¿Tanto a los pájaros amáis, que en el rostro una alcándara les dais?’. Brutal: ‘¿Podéis fumar sin que el vecino- ¡Fuego en la chimenea! – grite?’. Fino:’Para colgar las capas y sombreros esa percha muy útil ha de seros’. Solícito: ‘Compradle una sombrilla: el sol ardiente su color mancilla’. Previsor: ‘tal nariz es un exceso: buscad a la cabeza contrapeso’. Dramático: ‘Evitad riñas y enojo: si os llegara a sangrar, diera un Mar Rojo’. Enfático: ‘¡Oh, Nariz!… ¡Qué vendaval te podría resfriar? Sólo el mistral’. Pedantesco: ‘Aristófanes no cita más que un ser sólo que con vos compita en ostentar nariz de tanto vuelo: el Hipocampelephantocamelo’. Respetuoso: ‘Señor, bésoos la mano: digna es vuestra nariz de un soberano’. Ingenuo: ‘De qué hazaña o qué portento en memoria, se alzó este monumento?’. Lisonjero: ‘Nariz como la vuestra es para un perfumista linda muestra’. Lírico: ‘¿Es una concha? ¿Sois tritón?’. Rústico: ¿Eso es nariz o es un melón?’. Militar: ‘Si a un castillo se acomete, aprontad la nariz: ¡terrible ariete!’. Práctico: ‘¿La ponéis en lotería? ¡El premio gordo esta nariz sería!’. Y finalmente, a Píramo imitando: ‘¡Malhadada nariz que, perturbando el rostro de tu dueño la armonía, te sonroja tu propia villanía!’. Algo por el estilo me dijerais si más letras e ingenio vos tuvierais; mas veo que de ingenio, por la traza, tenéis el que tendrá una calabaza, y ocho letras tan sólo, a lo que infiero: las que forman el nombre: Majadero. Sobre que, si a la faz de este concurso me hubieseis dirigido tal discurso e, ingenioso, estas flores dedicadas, ni una tan solo hubierais terminado, pues con más gracia yo me las repito y que otro me las diga no permito.
Realiza el ejercicio de leer en voz alta el monólogo una vez al día durante una semana y encontrarás diferentes formas de decirlo y cada vez descubrirás nuevos significados. Haz esto mismo con tus discursos y presentaciones.